Hemos visitado la bodega en noviembre 2025. Las instalaciones están muy bien, conservando la parte vieja de las mismas en perfecto estado. Me hubiese gustado más que la explicación hubiese sido mas detallada en relación al proceso de elavoración del vino, el "por qué" de las cosas, pero no estuvo mal. Los vinos Diamante y Bordón muy ricos, nos hemos llevado unas botellas de reserva y gran reserva de Bordón. Estaría bien que las visitas ofreciesen ver el proceso de elavoración del vino en directo, aunque fuese una pequeña parte del mismo.
Muy buena experiencia y más teniendo en cuenta que se ubica a unos 10 minutos andando del centro de Logroño.
Además, pudimos reservar el mismo día y en festivo nacional, lo cual es un plus añadido.
La visita dura 1 hora y media aproximadamente, y en ella te explican la interesante historia de la bodega, unida a la ciudad de Logroño.
Al finalizar, la cata de 3 vinos es interesante, sobretodo para gente que está poco experimentada en este mundo, ya que nos explicaron detalladamente algunas formas de identificarlos.
No me gustó que hay tantas visitas a la vez, que en diversas ocasiones nos juntábamos con otros grupos y no conseguíamos entender a nuestra guía.
Por lo demás súper recomendable.
Si alguna vez quieres sentirte como un personaje de una novela antigua, tienes que visitar Bodegas Franco-Españolas en La Rioja. Es una bodega con tanta historia que parece que sus paredes recuerdan todo: desde las primeras barricas hasta aquellos que disfrutaban vaciarlas.
Dicen que Ernest Hemingway solía pasar por aquí muy a menudo: venía, probaba, volvía a probar… y, según cuentan los empleados, lo hacía con muchísimo entusiasmo. En una de las salas incluso cuelga su foto — da la sensación de que está a punto de guiñarte un ojo y sugerirte otra copa.
Nuestra visita la hizo Víctor, un guía que no cuenta datos, sino verdaderas historias. Da la impresión de que es amigo personal de cada viñedo y conoce todos los secretos de los calados. Gracias a él, el recorrido se convirtió en un pequeño viaje en el tiempo: pasillos oscuros, aroma a madera vieja, leyendas del vínculo franco-español y tradiciones centenarias.
En la cata quedó claro por qué este lugar atrae no solo a turistas, sino también a escritores, artistas y a cualquiera que sabe disfrutar del momento. Cada vino es un pequeño relato, y te entran ganas de llevarte una botella para abrirla en casa y volver mentalmente a esos calados.
Si pasáis por Logroño, tenéis que entrar. Ahora entiendo perfectamente por qué Hemingway encontraba aquí tanta inspiración. 🍷✨
Nos encanto la visita y la cata de esta bodega, sin duda de las mejores. Está muy bien ubicado, cerca del centro de Logroño, pasando el puente de hierro. Muy buena relación calidad-precio. Mención especial a Aitor, nuestro guía, hizo la visita muy agradable y entretenida. En general, una experiencia muy recomendable.