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Alta y elegante, como su hermana melliza, la de Segovia. Junto a detalles de una belleza espectacular, a veces aparecen irregulares inesperadas, contrastes y sorpresas.
La catedral nueva es especialmente bella en los detalles del lujo: las fachadas, los adornos exteriores, las pinturas murales... La inexistencia de un ábside gótico hace perder gracia al conjunto arquitectónico en la girola y en los altares.
Las naves tienen la elegancia de la altura y las líneas rectas, y las pinturas murales de la cúpula son elegantisímas.A cambio, las capillas laterales y el altar central son algo pobres y el claustro carece de "gracia".
La conexión con la catedral vieja es lo que la convierte en excepcional.
Y... Algo cara la entrada. Pero es imprescindible la visita.
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