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Está bien ambientado como restaurante mexicano. El fallo está en la atención. En esos momentos no nos apetecía tomar picante, así que todo aquello que pedimos teóricamente no lo era. El camarero al traer uno de los platos nos dijo claramente que no picaba. Nos ardía la boca. No quisieron reconocer el error. Tras retirar el plato, nos lo quisieron cobrar. Naturalmente protestamos y todo quedó solucionado.
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